





La Valentina Installation / El fabricante de espheras


Texto descriptivo proporcionado por los arquitectos. La plaza entre el Mercado Central y La Lonja es donde se instalaron puestos de mercado a partir del siglo XVI. En estos puestos se vendían productos de todo el territorio.


El paisaje estaba conformado por toldos colgados de diferentes estructuras para protegerse del sol. Era bajo su sombra donde la gente se reunía para conversar, comerciar o descansar, por lo que formaban parte del movimiento diario de personas en el mercado.

Se convocó un concurso de diseño con motivo de la semana del urbanismo de València 2020. Se buscaba una arquitectura temporal que sirviera de pabellón y punto de encuentro de las actividades del evento. El lugar debía transmitir los valores del urbanismo que mostraba la identidad de la ciudad pero también era un punto de encuentro de personas.

La pandemia global resultó en un aplazamiento de la semana de planificación urbana de 2020 hasta mayo de 2021. El Plaza del Mercado’s remodelación condujo al desplazamiento de todo el asunto de Plaza del Mercado a Plaza del Ayuntamiento, incluido La Valentina’s instalación.

La Valentina fue una instalación temporal que recuperó el concepto de sombra protectora creando un lugar de reunión y de compartir. Efímero y colgado de una estructura en forma de anillo. un conjunto de bolsos de mano envolvía el espacio y enmarcaba las cúpulas y balizas del Plaza del Ayuntamiento’s edificios




El marco conceptual de esta intervención se basó en dos ejes fundamentales; por un lado, la ponencia sobre el entorno singular de la plaza, y por otro lado, la visibilidad lograda gracias a la semana del urbanismo en cuanto a reflexiones sobre el espacio público puestas sobre la mesa. La intervención se entendió como un manifiesto físico que expresaba, a pequeña escala, las inquietudes del urbanismo urbano con perspectiva de género. La recuperación del ámbito de actuación recuerda las actividades, aromas, sabores y texturas del mercado. La ciudad es impulsora de políticas de consumo de proximidad haciéndola más sostenible y reduciendo los envases y plásticos de un solo uso.

Uno de los objetivos clave de la intervención fue potenciar el espacio público como comercial en función de su paisaje. Los aromas, los sonidos, las actividades o la materialidad son fundamentales para disfrutar de las ciudades en las que vivimos.

Como punto de partida se propuso utilizar dos elementos esenciales que, en el imaginario colectivo, se asocian al mercado: las lonas para toldos y las cajas de madera para frutas. La intervención sugería la creación de un espacio abierto que abrazara el espacio creando una pequeña ágora que sirviera de punto de encuentro.

Una estructura central de metal en forma de anillo soportaba las tote bags, creando espacios de sombra en las cajas, emulando los toldos del mercado. En el suelo se ubicaron cajas de madera, jardineras y juegos de microtopografía.

El último día de la semana del urbanismo, la instalación fue desmontada por completo con la ayuda de vecinos y usuarios del mercado. Se entregaron bolsas, cajas, cuerdas y plantas a los asistentes. La estructura metálica se almacenó a la espera de una nueva ubicación definitiva en una plaza o parque de la ciudad.
